sábado, 13 de febrero de 2010


TIERRA DE ÁNGELES
A veces en tu historia aparecen personas que no conoces,
o si que conocías, y te hacen un regalo:
que, como consecuencia de encontrarlos,
tomas el pulso de tu propia vida en ese instante
con tu mano en tu mano
y vives un paréntesis, en que se para el tiempo
con lucidez, consciente y escuchando arrobado.
La vida se serena y notas al instante
que, pase lo que pase, y estés donde estuvieres
a lo mejor vale la pena haber vivido…
solamente para, en ese mágico momento,
dejarte penetrar por su simplicidad
y poder descansarte del mundo en su presencia...
...ya que no hay otra reacción posible...
que la tranquilidad, al estar a su lado.
Sientes que lo que dicen está escrito
en su frente, en su alma, en su boca,…en sus labios.
A veces cuando en alguna forma (que muchas hay) estás perdido…
Pues… aparece alguien
como el señor mayor de Castiglione
que,  sin prolegómeno alguno
ni haber sido por nadie presentado,
comenzó a interpelarnos.
Nos dijo que fue alcalde de ese pueblo
durante mucho tiempo y hacía tiempo,
le hacía ilusion hablar con españoles
porque leía novelas de  autores españoles
el lazarillo,  Cervantes…y más cosas
y, en cuya compañía, pasamos diez minutos
que se nos desplegaron como si fueran años.
A veces en tu vida cuando más necesitas,
aparece uno de ellos, se te acerca,
por unos minutos te acompaña,
y en el fondo te dice que nada ni nadie se merece
una rancia mirada, un grito o un mal gesto
Así, poco a poco sin ningún esfuerzo;
sin necesidad alguna
de  entornar los ojos o aguzar la mirada...
a lo mejor ves que se visten de repente…
al sol poniente, con sus mejores galas.
Y no hace falta que veas del bien espíritus
o angelotes rellenos con la piel sonrosada,
pues sus cejas a veces son marcadas,
decrépitas sus ojeras azulonas...
...o sólo es noble mirada en marco de silencio
que dura muy poquito,…casi nada,
pero tú sientes la  paz que destila su presencia
y notas nuevas fuerzas para vivir mañana.
Yo no deseo otra cosa que ser ángel
para los que caminan a mi vera
por esta vida breve y machacada.
Porque me gusta esa gente que nunca da problemas
porque te traen al alma la más profunda calma.
Y que también deseo, si no es mucho pedir,
que aquellos seres a los que yo más quiero
emprendan el camino que los lleva
a que se llenen de ángeles sus vidas,
que les salgan de puertas y ventanas,
les den la mano cuando lo necesitan
para llenar de flores sus entrañas.
Gracias por existir doy a esa gente,
por ser,  por estar y porque a veces…
…cuando tú necesitas gasolina
aparece uno de ellos y…te apaña.
Y, de la misma forma que yo los necesito
Que la gente que quiero aprenda a abrir sus alas…
…para ayudar a otros, que sin esas cosas
no tenemos ni solución, ni vida,
ni esperanza.

 De Firenze a Trento (Agosto de 2.008) manuel palacios












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