martes, 29 de marzo de 2011

Referente al evento que pagado por el Washigton Post puso al violinista Joshua Bell a tocar en el metro en hora punta

Gracias a LA VIDA yo no estaba alli corriendo para no llegar tarde a ninguna parte,
cuántos artistas pasarían a su lado?  cuántos músicos? cuántos no podrían quedarse?
los que le dieron dinero? ???
yo si que siempre doy cuando escucho tocando en malas condiciones a un músico callejero,
porque perfectamente sé que en alguna circunstancia de la vida
ese que se desgañita podría ser yo mismo,
poca gente que no sea músico sabe que lo que parece tan fácil
es el resultado de miles de horas de estudio y de desvelos y exámenes y lágrimas y nervios
muchas veces desde niño (que por muy prodigio no se lo deseo a nadie)pequeño
y ves a tus amigos que juegan en la calle mientras tu estudias dentro
casi siempre por padres obligado sin comprender  el por qué de todo esto
pienso que a la gente que no lo conoce se le escapa del cerebro  y del alma lo que significa
que alguien que sepa tocar un instrumento te lo ofrezca solo por unos minutos de tu tan caro tiempo
y a veces lo único que oyes es lo que no te gusta,
y te vuelves crítico severo sin tener ni idea,
sólo porque lo escuchas en la calle, donde hace a veces tanto frío...
...que la música se convierte en rafagas de alivio
delante de la teórica desolacion que nos impone ver a ese que "mendiga" mientras te da posiblemente
lo mejor que sabe hacer. A veces como si fuera un ritornello rutinario
de haberlo repetido decenas de veces a diario durante tanto tiempo.
Siempre que puedo me paro aunque no valga la pena
y siempre que puedo me quedo unos minutos y si puedo darle le doy lo que buenamente puedo.
Porque sabía ya antes de conocer esto
que a veces el que toca es un genio sin nombre de famoso
aunque no tenga papeles ni en la mano ni en el bolsillo trasero del pantalón usado
He escuchado en la calle muchas veces cosas que me han hecho vibrar
mas que otras selectas y alambicadas en riquisimas salas de concierto
lo sabia, en mi interior de músico sabía que pasaría eso 
 si a alguien se le ocurría alguna vez
montar un tinglado parecido en algun  privilegiado lugar de nuestro particular universo
que no habría sido el mismo resultado en un país pobre
de esos en los que lo que sobra es precisamente el tiempo
A lo mejor nos sirve para que recordemos la próxima vez que veamos
un grupo en  la calle adornando el silencio de música que vuela con las alas del tiempo
a aquel violinista soberbio allí en el tunel que suspiraba notas en un Stradivarius
mientras gente corría huyendo hacia el silencio,
porque Joshua Bell podíamos haber sido cualquiera
y cualquiera corriendo sobre el pavimento oyéndole las notas a unos metros.
desgranaba las mas difíciles obras para un mucho mas complicado instrumento
que sentiría él? que habría sentido yo pasando de su mejor música
ahogado por las prisas del pasillo del metro?
Solo los niños se querían parar, solo los niños
salvarán la belleza del mundo de los viejos,
solo los niños son capaces aún de no sentirse ahogados
por el pasar del tiempo.
                           Manuel Palacios

jueves, 10 de marzo de 2011

escrito de mi amiga Mayte Piñas (homenaje a su persona, quiero uno de sus textos con los mios)

COMO  SIEMPRE


Os he querido tanto tiempo que se pierde en la memoria el origen de “lo nuestro”.

He olvidado el primer día y la primera palabra. No consigo ubicar en el recuerdo el primer sentimiento. Sin embargo, paso a paso y con sigilo, se fueron instalando en los rincones de mi alma vuestras risas, vuestras voces, vuestra presencia, desgranada día a día. Y el alma, que es celosa y egoísta,  atesoró con esmero ese regalo y cerró a cal y canto la salida.

Luego nos pusimos a escribir historias, celebrar cumpleaños y realizar algunos sueños, (porque los sueños, si son de verdad, siempre se cumplen). Si no cuajan, no eran ciertos, sólo delirios y engañifas.

El tiempo, poderoso y perverso, especialista en estragos, experto en masacrar recuerdos y hábil silenciador de ecos y risas,  erró en la empresa. Su vil estrategia de olvido y desencuentro fracasó rotunda. Esta vez le ganamos al tirano la partida.

Apenas un guiño, una mirada, un roce (conato de caricia) y de nuevo juntos, cómplices en el tiempo y el espacio, sin tapujos ni pudores. Como entonces. COMO SIEMPRE. Acariciados por la brisa de otros años, pero agarrados con fuerza a este presente y oteando a lo lejos, escudriñando el camino para seguir andando.

Continuaremos narrando nuestra historia, amasando cumpleaños y quizá rematando algún sueño esquivo que se resiste a culminar. Todavía hay mucho tiempo. Surgirán aún nuevos afectos y algún que otro desengaño. La memoria se nutrirá de otros recuerdos, pero aquellos que yo  guardé en el alma seguirán a buen recaudo y a merced de mi capricho de evocaros.

Ahora sé que la vida es generosa, porque un día, ya remoto, nos ofreció el encuentro y tejió los lazos.  Compartir fue tan hermoso…

Gracias por procurarme la risa (y el llanto), por hacer lo necesario para que os siga queriendo. Gracias por pensarme de cuando en cuando y por  haberme regalado la certeza de que siempre nos tendremos. Sobre todo, gracias por provocar que sienta esto que ahora siento.