viernes, 12 de febrero de 2010


A MIS AMIGOS
Amigos de la infancia: mis amigos.
Amigos de mi juventud lejana: mis amigos.
Amigos de madurez: mis amigos.
Amigos de amigos de amigos, mis amigos:
nuestros amigos.
Ebrios de necesidades de cariño:
Amigos.
Amigos de unas horas,
amigos de unos siglos,
sin nada que pedir,
sin nada que rogar.
Solamente amigos.
Amigos de horas jóvenes
sin rumbo definido.
Amigos en desgracias
de nada merecidos.
Amigos en la vida
cuando éramos cautivos
de un pueblo pequeñito
con esa ética dura de los pueblos
que crea desgraciad@s
y borrach@s de vino
cautivos de las celdas
de la maledicencia:
esas críticas acerbas
de unos cuantos vecinos.
Amigos para décadas
de décadas divinos;
amigos que levantan
lo que no estuvo escrito.
Amigos de mi sangre,
de mi vida sin sino.
Amigos de unos cuantos
y de muchos destinos.
Amigos solamente,
andantes o furtivos.
Amigos entre todos:
los buenos
los que duran,
los que nunca se duermen
en aureolas de vidrio.
Amigos simplemente
de los que todo el mundo desearía
y que hoy no tiene nadie
porque todos, toditos
estábamos amigos
hoy mismito...
...tomando dos cubatas
o rezando en el lirio.
Amigos de dos días
quienes fuimos amigos...
Que no me falten nunca vuestras almas,
vuestras almas sin tino,
porque todos seguimos en la vida
enjutos de otras cosas
huérfanos de cariño,
beodos sin fronteras
o simples caminantes
donde no hubo camino.
Que no me falten nunca vuestras voces de aliento
ni la conversación,
ni vuestra fantasía,
ni vuestros chistes,
ni vuestros libros,
ni vuestras voces ráfagas,
ni las risas de asilo,
ni vuestro loco y cándido entusiasmo,
ni vuestro juvenil tibio delirio.
Amigos, no dinero,
amigos solamente
de senderos del alma,
Amigos siempre: amigos

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