Se me han venido mil años
de sentimientos de golpe
y las lágrimas me alcanzan.
No sé por qué sin razón lloro
ni por qué se me seca la garganta.
Todos tenemos problemas,
pero esto no son lágrimas amargas;
se me vienen con la música,
con susurros, con palabras.
Me parece que el tiempo
te cura heridas, que sanan
trayendo brillo a tus ojos
que toma forma de lágrimas.
Tu cara suena en mi pecho
y me llena de esperanza,
tu semblante me estremece
y tu corazón me embriaga;
de mis ojos sale alma
por tu alma destilada...
...y me inundan de alegría
estas lágrimas del alma.
Que nunca me falten, nunca,
las quiero como a tu cara,
que no me falte tu cara,
nunca, nunca, nunca, nunca.
Ni me falte tu mirada
ni tu risa cantarina
ni tu tibio corazón
ni tu reposante calma.
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