sábado, 2 de julio de 2011

EL TEMPLO INTERIOR DE CADA CUAL

EL TEMPLO INTERIOR DE CADA CUAL

      El templo que se ve, majestuoso, inmenso, espiritual,
digno de admiración, artístico de forma y acabados,
no tiene parangón con el de dentro.

   Todos poseemos hacia nuestra entraña,
en el inmenso interior de nuestro cuerpo,
un templo que podemos sentir, cada vez que inspiramos
y crees que nunca existió, hasta que, a entrar, te atreves.
   Parece mentira que tanto quepa allí, porque es inacabable.
   En ese templo, cada vez más, habito con mi espíritu
 siento que, desde su interior, me muevo y hablo.
   En ese templo me ofrezco particulares homenajes
cada vez que termino, ufano, un buen trabajo.
   La pared no es de piedra. Mi templo es campo, campo...
Agradecido clima. Hierba. Hermosos árboles. A veces fina lluvia.
Caminos sin asfalto. Zonas de esparcimiento,
donde cada vez más, nos reunimos... para solazarnos.
   Allá todo es posible porque lo digo yo, que soy el amo.
Todo es posible, todo... excepto el daño.
   Incluso tiene ríos de montaña, 
que van a dar a un mar al que voy, con mi barco.
   Como una vida entera, no sería suficiente,
para verlo completo,  aún no lo tengo cartografiado...
ni falta que me hace. No voy a ser yo, el tonto,
que estropee, con fronteras, ese hermoso paraje
que, además, puede cambiar de  aspecto, cuando me apetece,
cosa que, a mí, me gusta, me solaza y  me place.
   Repleto está de gente que quiero y he querido.
incluso están aquellos que conmigo muy mal se hayan portado,
sólo reinan allí los buenos sentimientos,
y el hombre más malvado y la mujer más bruja
se convierten en ángeles si me acerco a su lado.
A ese templo vuelvo, cada vez más, cuando me siento  solo
a visitar personas que, esteis vivos o muertos,  sois muy guapos.
Siempre os encuentro dentro... jugando, bailando, 
disfrutando bellezas de las artes de afuera,
haciendo música, recitando versos, decorando espacios,
de actor o espectador en cualquier teatro,
leyendo, hablando, discutiendo sin violencia de todo 
no sufriendo, penando o malviviendo,
no tengo cosas malas en mi templo, 
que es el mío y lo tengo completamente limpio
desbrozado, aseado, luminoso,
en un libre y sagrado desorden ordenado, 
porque yo así lo quiero,
tremendamente acogedor, para que todos disfruteis
sin sentir ningún miedo, y es que, en ese lugar,
nadie os puede hacer daño, aseguro que es cierto.
Allí estais todos, todos, amigos y enemigos.
   Todo lo que yo he conocido y sigo conociendo
va haciendo que se agrande y agrande, sin trabajo.
Y más el tiempo pasa, y más me vienen ganas 
de quedarme allí dentro, viviendo con vosotros,
disfrutando recuerdos muy felices, que los otros...
no me sale del culo recordarlos.
   De allí me salgo entero para andar esta vida
pero cada vez lo siento más cercano, asequible, esperando
la hora y el momento en que puedo escaparme
para ser muy feliz, de todos  rodeado.
  Cuando no puedo dormir, entro a mi paraíso;
os visito, hablamos y nos sentimos llenos
de una infinita paz que se despliega.
Todo es poesía, todo  limpia pureza, todo arte
que llama a las mil puertas que siempre están abiertas.
Allí tengo a mi padre en una gran montaña
de sus amadas abejas y flores rodeado,
cosechando la miel que comeis a diario.
   Allí tengo a mis abuelos en la fiesta
sentados a una mesa, con un vaso de vino
.... y charlando, charlando.
Allí os encontrais todos, conviviendo sin penas.
En mi templo interior, las almas se serenan.
Todo es plena armonía, entre el cielo y la tierra
entre el sol y la luna, la luna y las estrellas.
   En el centro de todo, alza su ser una ermita con bancos
y una amplia claraboya acristalada que deja entrar el sol
iluminando sencillo altar mayor, de blanco, blanco..
la luz  multiplicándose, con claridad resuelta.
   Desde allí, rodeado de tantas cosas bellas,
se crea mi canto cálido, que acude, 
traspasando tinieblas,
a esta otra parte de la vida, que todos conocemos,
por esa que viajamos, compartiendo vagón, 
en el tren de los tiempos.
   Y siento que mi voz llena el espacio 
nutriéndose de todo lo que haya yo vivido, conocido,
a todos doy las gracias, porque no es posible 
que yo hubiera cantado, o hecho música, 
si no estuviéseis vosotros, tras de mí,
inspirándome con risas, abrazos, alegría 
matizando mi voz para que llegue fuera 
a acariciar oidos de espíritus alegres
y hacernos muy felices, a mí y a mi amada pareja.
MANUEL PALACIOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario