En la fuente de tu alma,
duerme la poesía, feliz,
de tu alma enamorada.
En la fuente de tu alma
se articulan los futuros,
los sueños y las palabras.
En la fuente de tu alma
se destila, con dulzura,
el licor que más me embriaga.
A la puerta de tu alma,
cada día vine a tu puerta,
para darte lo que esperas
sin pedir, a cambio, nada.
De la fuente de tu alma
bebí todo lo que pude
para curarte esas penas
que tanto, y tanto, agobiaban.
A la fuente de tu alma
volveré, mientras me dejes,
y saciaré mis deseos
de beber de aquella fuente,
y sentirme acurrucado,
mimado, ahíto de amor,
deseoso de tus besos,
tus caricias, tus perdones,
tu cariño y tu alegría
que lluevan sobre los dos
limpiándonos bien el alma,
cuando cae, mansa, amable
sobre nuestros corazones
por esa hermosa cascada
que se derrama, sincera,
bella, tierna, deliciosa,
de la fuente de tu alma.
Manuel Palacios